El packaging como objeto publicitario
Si crees en el amor a primera vista, entenderás la importancia que tiene un packaging en un producto. El packaging es uno de los elementos esenciales que constituye un producto. Es capaz de transmitir la personalidad y las características de un producto, debe llamar la atención y servir para diferenciarse de la competencia.La presentación del envase persuade al consumidor influyendo en su decisión de compra. El diseño y la creación de un envase analiza los deseos y satisface las necesidades del consumidor. Un buen envase permite destacar y tener más oportunidad de venta.
La interacción multisensorial
Los envases no sólo comunican sino que proporcionan una cantidad de estímulos multisensoriales que nos predisponen y condicionan en nuestra decisión de compra. Ningún otro medio de publicidad está tan cerca del consumidor como el envase; éste debe contarnos una historia.
«Existe un lenguaje verbal que todos entendemos, es una lengua silenciosa que habla elocuentemente de la vida; una voz callada que escuchamos primeramente con los ojos, y después con los demás sentidos. Este lenguaje usa un vocabulario de papel, vidrio, metal y plástico, y una fuente muy rica de texturas, colores, sombras y tamaños para identificar, proteger, dispensar y vender cualquier producto hecho por el hombre y por la naturaleza. Es el lenguaje del Packaging».
1) Captar la atención del potencial consumidor.
2) Despertar su interés.
3) Convencerlo de su utilidad.
4) Incitar a la necesidad de tenerlo.
5) Rematar la venta con el acto de compra por parte del consumidor.
Queda demostrado, que cuando el envase satisface al consumidor éste lo asocia rápidamente con la marca.
Sin embargo, que el packaging deba comunicar no implica que deba perder las funcionalidades básicas. Según varios estudios, 1 de cada 5 consumidores queda satisfecho con el packaging. Por lo tanto no podemos olvidar las 3 funcionalidades básicas:– Que sea fácil de abrir
– Que sea fácil de transportar
– Que actúe como protector del producto
El color: La neurociencia y la psicología han puesto de relieve que los colores tienen una gran influencia a la hora de escoger y crear un vínculo con las marcas y productos.
El material: Los envases con materiales en mate y color oscuro incrementan la percepción de calidad que el cliente genera en su mente. Ejemplo: los productos gourmet.
La funcionalidad: El consumidor va a primar la función siempre sobre la forma.
Los sentidos: No sólo el producto entra por los ojos, sino en el tacto, o al oído. Un ejemplo de ello, es Tampax intentando reducir el ruido al abrir sus productos.
El precio: deja de ser el único factor diferenciador del producto, pasando a un segundo plano en muchas ocasiones. Según varios estudios aseguran que el consumidor prefiere pagar un poco más por un producto gourmet, por un packaging, o cualquier factor anterior.
El 60% de las decisiones de compra son inconscientes y se toma en el punto de venta, según un estudio europeo de la Asociación de Marketing Promocional.
Cómo el packaging influye en el comportamiento del consumidor
Tal y como hemos comentado anteriormente el packaging es el primer contacto que tiene un producto con el consumidor, influyendo en el comportamiento de compra. Esta experiencia multisensorial es el resultado de decisiones tomadas desde la parte cognitiva; en la que los envases juegan un gran papel.
Teorías y estudios que sostienen la importancia del packaging:
Teoría del condicionamiento clásico: Los estudios de Pavlov nos ayudan a entender el aprendizaje asociativo. El condicionamiento clásico consiste en la asociación de un estímulo inicialmente neutro con un estímulo significativo. Si este estudio lo aplicamos al packaging, nos ayuda a describir la reacción del consumidor ante un producto. El consumidor se expone a un estímulo (en este caso el packaging), y cómo reacciona al mismo.
Teoría del Efecto Halo: Consiste en definir una imagen en su conjunto basándonos en uno de sus rasgos. Es decir, tendemos a hacer que nuestra opinión de un producto surja a partir del modelo en el que juzgamos y valoramos un producto.
Por ejemplo, vemos una característica positiva de un producto, y tendemos a tendemos a extrapolarlo a todo ello. Haciendo que esta impresión interfiera con el modo en el que interpretamos otras muchas propiedades del elemento.
